Mi
amiga Concha Redondo nos leyó un texto anónimo después de meditar un sábado.
Fue una delicia oir su voz aterciopelada por los años, con esa dicción
perfecta que se gasta propia de una locutora de radio o una actriz de teatro. Había encontrado un papelito rebuscando otra
cosa en un cajón de su casa, que pacientemente estaba esperando que la providencia activara de nuevo su mensaje. Ella sintió que era el momento de compartirlo de la misma forma que ahora se comparte con los lectores de este blog. Dice Así:
Para despertar, busca toda la ayuda que puedas, lee los libros que encuentres, asiste a los encuentros que te inviten, medita, respira y espera. Todo ayudará…, pero finalmente sólo tú harás la alquimia, pues nada puede precipitarla, solo tu intención de que suceda. Y aún si no hicieras nada de nada, espera tranquilo, igual ocurrirá…
Si ya has despertado y ves como duermen los demás a tu alrededor, entonces camina en puntillas, respeta su sueño y descubre la perfección de sus propios tiempos, así como fueron perfectos los tuyos.
Cuando ellos abran sus ojos, el fulgor de tu brillo los ayudará a despertar sin necesidad que hagas nada. Si aún duermes, relájate y disfruta tu sueño, estás siendo arrullado y cuidado.
Despertar no es un acto de magia, aunque llenará de magia tu vida.
Despertar no tiene nada que ver con tu mundo externo, aunque todo lo que te rodea parecerá tener un nuevo brillo.
Despertar no cambiará tu vida, si bien sentirás que todo ha cambiado.
Despertar no borrará tu pasado, pero al mirar atrás lo percibirás como la historia de alguien muy querido que aprendió muchas cosas, y sentirás que ese alguien ya no eres tú.
Despertar no despertará a tus seres queridos, pero ellos se verán más divinos ante tus ojos.
Despertar no sanará todas tus heridas, pero ellas dejarán de gobernarte.
Despertar no solucionará tu situación financiera, pero te sentirás millonario.
Despertar no te hará popular, pero ya no volverás a sentirte solo.
Despertar no te embellecerá ante los ojos de los demás, pero te hará perfecto ante tu propia mirada.
Despertar no te dará más poder, pero descubrirás el poder que tienes.
Despertar puede que no disuelva los barrotes de tus cárceles, pero te dará la libertad de ser tú mismo.
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