La sexualidad es un don sagrado, que en su concepción actual está dormido y desvirtuado. En este momento tan crucial de elevación de nuestra consciencia debemos abrir nuestro corazón a este don de nuestra esencia divina. Para reflexionar sobre este tema he seleccionado una entrada publicada el 12 de mayo en la web pijamasurf escrita por Lucio Muntlune.
Si queremos consumar el proceso evolutivo en el
que aparentemente nos encontramos inmersos y alcanzar colectivamente un
rediseño de los viejos paradigmas, es indispensable elevar la frecuencia
de nuestra vida sexual.
"Vivimos en una época de transformación acelerada. La información disponible, ese arca repleto de bits, memes, y ecos arquetípicos, se duplica con una velocidad que hace unas cuantas décadas no hubiésemos siquiera podido imaginar. Los pilares de la realidad socialmente convenida, por ejemplo el sistema financiero o la perspectiva tradicional ante conceptos como la conciencia o el trabajo, parecen apuntar a un desvanecimiento gradual pero ineludible. El arte canaliza su natural inquietud en una rebeldía que desea sacudirse las viejas fronteras –desde las biológicas, con el bioarte, hasta su estructura centralizada, con el arte callejero. Y en medio este carnaval evolutivo deberíamos incluir de manera prioritaria a la sexualidad, por cierto el mayor pulso energético del cual dispone el ser humano para acceder a planos paralelos –que como carreteras etéreas nos hacen una explícita invitación a recorrerlas.
Sin ánimo de privarnos de la atmósfera
festiva que resuena en estos tiempos, sino con el afán de conducir esta
evolución compartida hacia un destino concretamente positivo, es
importante enfatizar en la enorme relevancia que tiene nuestra evolución
sexual dentro de este inédito desdoblamiento colectivo. Y para
reafirmar este proceso sexo-evolutivo quizá lo más prudente sea
reconocer la gran complejidad que implica el transformar nuestros
paradigmas sexuales –recordemos que a fin de cuentas la intensidad
energética que caracteriza a este pulso la convierte, por momentos, en
una fuerza casi indomable.
Pero más allá de contemplar la épica
naturaleza de esta empresa, este experimento voluntario requiere
imprescindiblemente de reflexionar sobre los hábitos, miedos, deseos,
fantasías, y espasmos emocionales que moldean nuestras vidas sexuales.
El Poder de la Serpiente.
En ciertas tradiciones esotéricas se le
asigna a la energía sexual la figura de la serpiente, siendo la metáfora
más popular la empleada por el hinduismo en la cual se nombra a la
serpiente como Kundalini. Lo anterior se debe a que nuestra
energía corpórea se manifiesta en una intempestiva hebra que yace
dormida, esperando a ser activada, en la base de nuestra estructura,
específicamente junto al sacro –coincide con la ubicación del primer
chakra, el Mulhadara. De acuerdo con la tradición hinduista esta serpiente se encuentra replegada, enrollada tres veces y media en torno al Lingam (el
cual simboliza el cuerpo físico de la deidad), y la evolución personal
no podrá consumarse del todo si no se es capaz de despertar a este ser,
en un proceso que involucra el recorrido de esta fuerza por cada uno de
los siete chakras principales –travesía que habrá de llevar a cabo a
través del canal energético central, el sushuma nadi, en un proceso que detonará inenarrables episodios místicos. Finalmente, al llegar al Sahasrara (conocido
como chakra corona), esta serpiente florecerá sobre nosotros,
proyectándose a lo largo del conducto que nos enlaza con la energía
divina –por cierto este acto es uno de los que se asocian
específicamente con el hecho de iluminarse. En síntesis, la sexualidad
en conjunción con su manejo consciente es un tangible vehículo para
desarrollar nuestra espiritualidad y también es quizá la mayor
herramienta evolutiva que existe a nuestro alcance.
Desaprovechando el Sexo.
Como fenómeno antropológico y
psicosocial resulta interesante reflexionar sobre las causas que han
favorecido la desacralización de nuestra sexualidad. En lugar de
aprovecharse como una sublime fuente de energía, parece que la tendencia
dominante ha sido traducirla en un detonante de distracción,
frivolidad, relaciones de poder, miedos y tabúes. Incluso podríamos
considerarla como la fuente principal de traumas que acumulamos
individualmente. Y aquí quiero aclarar que no coincido con Freud en
atribuir cualquier malestar mental a sombríos episodios de nuestra
sexualidad. Pero considero que una parte considerable de las improntas
que van definiendo nuestra identidad, son provistas por experiencias
ligadas a nuestra sexualidad –fenómeno avalado por las narrativas
mitológicas de diversas culturas.
¿Qué sucedió entre los arcaicos rituales
tántricos y el consumo obsesivo de pornografía, entre las danzas que
tributaban la fertilidad en medio de majestuosos bosques y el uso del
sexo como un vehículo ideal para establecer relaciones de sometimiento o
manipulación? ¿Por qué el sexo se torno en una dinámica definida por el
pudor, el ego, o la frivolidad? ¿Quién se beneficia ante el
desaprovechamiento tajante de nuestro más tenaz dispositivo evolutivo?
Obviamente no pretendo dar respuesta a
estas interrogantes, análisis para el cual definitivamente no me siento
calificado, pero creo que parte de la clave para promover un cause
evolutivo en torno a la sexualidad contemporánea está en asumir las
actuales circunstancias, en observar nuestra vida sexual y en imaginar
posibles rutas de emancipación ante este escenario.
El Retorno de la Sexualidad Espiritual.
Dentro de la actitud social que se mantiene actualmente frente al sexo, se pueden detectar una serie de fenómenos que de algún modo bloquean el flujo de la evolución sexual. Y es curioso como al hacerlos conscientes, es decir al dedicarles un poco de reflexión, emerge casi de manera automática la probable solución para superarlos. A continuación mencionaré un par de los que considero más palpables:
- Falta de conciencia ante la enorme cantidad de energía involucrada en un intercambio sexual.
Lo anterior se traduce en una indiscriminada elección de parejas sexuales, algo que fomenta el establecimiento de lazos profundos entre personas que no necesariamente resuenan. En este sentido no se trata de disminuir la intensidad de tu vida sexual, y mucho menos de promover la monogamia, simplemente es cuestión de hacer un ejercicio reflexivo y tomar en cuenta los que resulte de esta reflexión a la hora de decidir conscientemente con quién, cuándo y dónde vas a sostener un encuentro sexual.
En algunas tradiciones mística, o al
menos en algunos de sus derivados, se asegura que al tener sexo con una
persona estamos entablando un vínculo energético que podría durar
aproximadamente siete años. Otra versión afirma que este acto produce
una comunión kármica que en un plano energético tiene una particular
importancia. Pero más allá de especular sobre que sucede energéticamente
cuando dos individuos copulan, lo que parece innegable es que son
sesiones que alojan un profundo intercambio en múltiples niveles.
De acuerdo a lo anterior la ‘solución’
emerge de forma lubricada: date cuenta de las distintas consecuencias
etéreas que derrama un encuentro sexual, y toma esto en cuenta para
guiar tu discernimiento al momento de decidir con quien mezclarte.
Recuerda que a nivel energético no existe el ‘sexo casual’ ya que este
intercambio metafísico conlleva el que cada uno de los involucrados se
vaya a casa con llevándose energía del otro.
- La ansiosa búsqueda del orgasmo.
Culturalmente estamos programados para
asociar el sexo casi exclusivamente con el placer, y a este último con
el orgasmo. Muchas personas consideran como un ejercicio fracasado el
mantener un encuentro sexual que no derive en un orgasmo ‘explícito’.
Pero el intercambio energético que mencionábamos anteriormente se
potencializa de manera significativa cuando hay un orgasmo de por medio.
El ‘abusar’ de la frecuencia orgásmica sin tener conocimientos
relativamente avanzados de manejo de energía puede provocar vacíos que
repercuten en la salud física, emocional, y mental de una persona, e
incluso se considera que atenta directamente en contra de la longevidad.
Y como suele ocurrir con cualquiera de las grandes fuentes de poder, el
orgasmo manifiesta un marcado doble filo: puede ser un vehículo que te
ayude, literalmente, a iluminarte –con la lucidez mental y la fortaleza
física que este proceso implicaría– y por el otro lado es una fuerza
que puede fácilmente desahuciarte.
En este punto la respuesta parece ser el
poner atención a tus ritmos orgásmicos y el comprobar que puedes
sostener encuentros sexuales memorables, quizá históricos, sin necesidad
de llegar al orgasmo.
- El encausamiento de la energía sexual.
Generalmente cuando la energía sexual se
hace presente en nuestros cuerpos, un pulso que si observamos unos
instantes podemos fácilmente ubicar centímetros debajo de nuestro
ombligo (región que aloja el chakra raíz), lo interpretamos como un
urgente llamado que requiere de una respuesta física y explícitamente
sexual –ya sea que busquemos la cópula o al menos, para consolarnos, la
masturbación. Sin embargo, resulta que la misma energía que podemos
encausar a través del conducto sexual es la que utilizamos para
propulsar nuestra creatividad.
La próxima vez que escuches el llamado
de este tipo de energía recuerda que el sexo no es la única manera de
canalizarlo, y si intentas conducirla hacia una actividad que involucre
tu centro creativo, seguramente obtendrás resultados interesantes y
habrás exitosamente circulado el aliento de la serpiente.
Para concluir este breve paseo solo me
gustaría aclarar que cada quien es libre de diseñar su vida sexual como
le plazca –de hecho, al ser uno de los flujos más íntimos y poderosos es
particularmente importante defender su soberanía ante cualquier
‘invasor’. Y si bien este texto corre el riesgo de caer en una especie
de recetario new age que dicte que hacer con tu vida sexual, lo
cierto es que la intención original es simplemente compartir algunas
reflexiones que te inviten a tomar responsabilidad sobre tu vida y tus
acciones, esperando así contrinuir a la fiesta evolutiva que tengo el
privilegio de compartir contigo."
Para iniciarse en esta nueva concepción del sexo como algo sagrado, rescato un post publicado hace unos años en el blog el cielo en la tierra. Espero que disfruten la práctica.
Para iniciarse en esta nueva concepción del sexo como algo sagrado, rescato un post publicado hace unos años en el blog el cielo en la tierra. Espero que disfruten la práctica.
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