En los templos de Japón, China o la India se utiliza el
término "meditación" para describir el estado que se experimenta
cuando la mente se libera de todo pensamiento y se aleja del mundo
material. Meditar es detenerse, es limpiar la mente, es poner calma,
aunque sea unos minutos cada día, en el trajín de la vida moderna para conectarnos con nuestra esencia divina.
A
lo largo de los siglos, Oriente ha desarrollado diferentes tipos de meditación, pero todos comparten ciertas
indicaciones sobre la postura, los mudras, la respiración, el espacio donde se medita, la regularidad de la práctica
y la duración de los ejercicios de meditación.
a) La postura.
Alcanzar el estado de plenitud que busca la
meditación requiere ciertas posturas corporales específicas, que potencian la circulación de energía positiva y cósmica por todo nuestro cuerpo. Todas tienen en común que la espalda debe mantenerse perfectamente
recta, porque así se facilita la circulación de la energía por todo el cuerpo y
hacia la cabeza. La mirada se debe mantener fija y en un punto lejano, a la
altura de los ojos. El mentón debe estar en todo momento paralelo a la línea
del suelo.
Existen
básicamente cuatro posturas clásicas, que son muy recomendables porque al
asumirlas se forma un triángulo con las rodillas y las nalgas, lo que da al
cuerpo una base muy firme para sostenerse. Estas posturas también reducen al
mínimo la circulación sanguínea en las piernas y aumentan el flujo hacia la
cabeza, y además, hacen que sea bastante sencillo mantener bien erguida la
columna.
Para algunas personas no resulta sencillo asumir estas posturas por problemas físicos, por lo que se han desarrollado algunas posturas alternativas.
Posturas clásicas:
Postura del loto. El
pie derecho se apoya sobre el muslo izquierdo. El pie izquierdo se apoya sobre
el muslo derecho. Las rodillas se mantienen apoyadas en el piso. Los talones se
apoyan contra el abdomen.
Postura del sastre. La
pierna derecha se dobla y se coloca el talón debajo del muslo izquierdo. La
pierna izquierda se dobla y se coloca el talón debajo del muslo derecho. Las
palmas de las manos se apoyan sobre las rodillas. Los codos se mantienen cerca
de la ingle, pero no se apoyan sobre el cuerpo. El mentón se inclina
ligeramente hacia abajo.
Postura del Sabio. La
pierna izquierda se dobla y se coloca el talón cerca de la parte inferior de la
pelvis (el perineo). La pierna derecha se dobla por sobre la izquierda y se
apoya sobre la pantorrilla izquierda. El talón del pie derecho debe apuntar
hacia la pelvis, y los dedos, hacia la parte anterior de la rodilla (la corva).
Los codos deben estar a la misma altura.
Postura del Rayo. Los
pies se colocan por debajo de los glúteos, manteniendo los empeines bien
derechos y apoyados sobre el suelo tanto como sea posible. El cuerpo se apoya
sobre los talones.
Posturas alternativas:
Postura con almohadón. Doblamos
una manta y la colocamos en el suelo con un almohadón pequeño en un
extremo. Nos sentamos sobre el almohadón. Asumimos la postura del rayo.
Postura sentado.Tomamos una silla (preferentemente de madera) con
un respaldo recto y un asiento con un almohadón pequeño. Nos sentamos en el
borde del asiento. La espalda se mantiene recta, sin apoyarla contra el
respaldo. Las piernas se separan tanto como el ancho de la cadera. Las rodillas
forman un ángulo de noventa grados entre los muslos y las antepiernas. Las plantas de los pies
se apoyan firmemente contra el suelo. Las palmas de las manos se apoyan sobre
los muslos.
Postura acostada.Nos recostamos en el suelo. Las piernas se separan
tanto como el ancho de la cadera. Los talones se apoyan con el piso. Los pies
se inclinan ligeramente hacia delante. La línea del mentón debe formar un
ángulo de noventa grados con respecto al suelo. Los brazos se mantienen estirados
y relajados, en forma diagonal (la distancia desde el cuerpo hasta la mano
derecha debe ser similar a la del cuerpo hasta la mano izquierda). Las palmas
se dirigen hacia arriba y el puño se mantiene totalmente abierto.
El
Dalai Lama recomienda meditar siguiendo las siguientes pautas:
1) Las piernas se mantienen cruzadas según la postura del loto o del sastre.
2) Los ojos se mantienen abiertos, "afirmando así el mundo".
3) La espalda se mantiene erguida, "como una flecha".
4) Los hombros se mantienen nivelados y relajados.
5) La mirada se mantiene recta (demasiado baja, causaría somnolencia, demasiado alta, causaría inquietud).
6) La boca se mantiene ligeramente abierta.
7) La lengua se apoya contra el paladar.
El
budismo tibetano y la práctica Zen recomiendan que los ojos se mantengan abiertos durante la
práctica de meditación, afirmando que
es necesario ver el mundo exterior mientras buceamos en nuestro interior.
Por el contrario, muchas otras tradiciones
orientales recomiendan meditar con los ojos cerrados o, como mucho,
entreabiertos, para así concentrarse sin distracciones en el ritmo de la
respiración.
Para los occidentales lo más recomendable es empezar a meditar
con los ojos cerrados y luego, progresivamente, ir abriendo los ojos un poco
más cada sesión. Cerrar los ojos o no es, en última instancia, una
decisión personal.
b) Los mudras:
Los gestos que realizamos con nuestras manos
durante la meditación expresan y generan emociones que se denominan mudras.
Entre los mudras más conocidos se encuentran el de la contemplación.( El dorso de la mano derecha se apoya sobre el regazo. El dorso de la mano
izquierda, sobre la palma de la mano derecha. La yema del pulgar izquierdo se
coloca sobre la uña del pulgar derecho, formando una línea lo más recta
posible) y el de la sabiduría (Los dorsos de las manos se apoyan contra la
rodilla, el muslo o el piso. La yema del dedo pulgar se coloca sobre la yema
del dedo índice. Los dedos restantes se extienden en forma paralela al suelo).
c) La respiración:
De la misma manera que es necesario practicar la
postura corporal o los mudras y suspender las idas y venidas del
pensamiento, la respiración debe volverse tan lenta
como sea posible.
El ciclo respiratorio es un proceso que se divide en cuatro partes:
1) Inspiración.
2) Pausa post-inspiratoria.
3) Exhalación.
4)
Pausa post-exhalatoria.
d) El espacio donde se medita:
La meditación requiere de silencio, calma y paz Por eso, es muy bueno preparar un lugar especial para meditar. Puede ser una habitación en la casa o tan sólo un
rincón, pero es importante que reúna las siguientes características:
2) El aire y la luz del sol deben invadir la estancia Es importante que la habitación cuente con una ventana o ventanal amplio, que deje entrar la luz del sol. Y también es necesario abrir la ventana (incluso en invierno) para que el aire viciado salga y el lugar se renueve con aire puro y fresco.
3) La decoración debe ser austera.
4) No debe haber mucho ruido.
Es muy común meditar creando estímulos para los sentidos escuchando una
música especial, con una vela aromática y un sahumerio encendido.
Un último detalle que debe tomarse en cuenta a la
hora de meditar es nuestra vestimenta. La ropa que usemos debe ser, ante todo,
holgada Además,
debe ser ropa que nos quede cómoda y nos permita mover las piernas y brazos con
facilidad.
También es muy recomendable meditar descalzados.
e) La regularidad de la práctica:
La meditación debe ser diaria, no es algo
que podemos hacer a veces sí y a veces no. La constancia es imprescindible, pero tampoco es una obligación, ni una responsabilidad.
Lo más recomendable es temprano por la mañana,
inmediatamente después de despertarnos y antes de desayunar. La
meditación es mucho más profunda y beneficiosa cuando se realiza en el único
momento del día en que estamos realmente purificados y libres de energía
negativa, y además nos ayuda a ponernos una armadura que evitará que los
factores externos turben nuestro equilibrio interior.
f) Duración de la meditación:
El horario en que se practica la meditación debe
ser el mismo todos los días. En cuanto a la duración de cada sesión, también debe
ser igual cada jornada. Generalmente, se inicia con una rutina de no
más de 10 ó 15 minutos, que se irá prolongando al aumentar
la capacidad de concentración.
De todos modos, se recomienda no exceder los 45 minutos de práctica diaria.
Se facilita a continuación el enlace a dos videos sobre meditación sugeridos por nuestros amigos Julián y Juanjo.
La Meditación.
Beneficios neurobiológicos de la meditación.
Se facilita a continuación el enlace a dos videos sobre meditación sugeridos por nuestros amigos Julián y Juanjo.
La Meditación.
Beneficios neurobiológicos de la meditación.
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