Expresión de mis dones y talentos para vivir en quietud el aquí y el ahora.
jueves, 19 de enero de 2012
Cuencos Tibetanos
Nuestro amigo Julián nos sugiere una entrada publicada en el blog "hablando de conciencia" sobre el poder curativo de los cuencos tibetanos:
La historia de los cuencos tibetanos o de los cuencos que cantan comenzó
en la edad de bronce, es decir tiene una tradición de al menos tres
mil años o ciento cincuenta generaciones de vidas humanas. No faltan
los atrevidos que dicen que el conocimento de la hechura y del uso de los
cuencos nos ha sido dado por extra terrestres, otros ven en ellas una refinación
de las campanas de bronce que ha llegado a su máximo desarrollo en
los Himalayas.
Utilizados antiguamente por los chamanes de la tradición Bon Po en
el Tibet, su uso con fines de sanación pronto se adaptó por
los lamas budistas y llegó con el budismo al Japón, Korea y
China, Nepal y la India.
Hechos a mano de una aleación de siete metales según la tradición
milenaria, los cuencos tibetanos emiten un sonido básico claro y
sin distorsión, acompañado por una serie de frecuencias armónicas
simultáneas (overtones) que en parte incluso alcanzan alturas inaudibles
para el oido humano pero que -tanto según los escritos ancestrales como
medible con oscilógrafos y encefalogramas- aún así ejercen un poderoso
efecto de refortalecimiento del sistema nervioso.
Un
cuenco tradicional tiene una aleación "planetaria", se compone de los
siete metales oro, plata, cobre, hierro, estaño, plomo y mercurio que
estimulan todas las células y especialmente los siete chakras
energéticos en nuestro organismo, efecto que se logra -con el
cuenco puesto en vibración- a través de la resonancia de los mismos
metales presentes en nuestro cuerpo que se hallan en forma potenciada en
el cuenco.
Son estos metales, aunque presentes en nuestros
cuerpos solamente en cantidades ínfimas, los que juegan un rol de gran
importancia en la transferencia de las señales neuronales y la
exposición de los metales en nuestro organismo a la vibración de estos
mismos metales en el cuenco tibetano provoca una resonancia: "El cuenco
nos habla y nuestro cuerpo le responde".
La terapia del sonido
realizada con los Cuencos Tibetanos actúa a nivel vibracional y es
indirecta, estímula las fuerzas vitales y sintoniza nuestro organismo
con las energías del cósmos.
Su uso en la terapia integral ha
mostrado gran poder sanador, capaz de inducir estados de trance
profundos y provocando en ocasiones fuertes catársis (descargas
emocionales) muy aliviadoras durante las sesiones aunque por lo general
simplemente relaja profundamente al organismo expuesto a su sonido,
induciendo así nada más (ni nada menos) aquellos procesos de auto
sanación que no acontecen mientras el sistema nervioso está agitado.
También
en la medicina occidental se conoce la función del sistema nervioso y
su importancia para la mantención de los procesos vitales. Básicamente
funciona como un interruptor con dos posiciones: encendido y apagado, en
la neurología se llaman el estado "ortosimpático" y "parasimpático". Un
cuerpo bajo estrés se halla en estado "ortosimpático" también llamado
"Estado de luchar o huir". En este estado el cuerpo reacciona como si
estuviera enfrentando la amenaza de un animal salvaje y una amenaza a su
vida. El cuerpo comienza a producir coagulantes y su sangre se engruesa
(para evitar pérdida de sangre en caso de una herida), la sangre se va a
los músculos de las extremidades (piernas para correr, brazos para
luchar) mientras los procesos digestivos y la producción de bilis y los
procesos de cicatrización se paralizan.
La terapia (y muy
especialmente la auto terapia) con los cuencos tibetanos permite entrar
en un estado de profunda relajación que siempre es el principio de
todo proceso de auto sanación. Pues recién en este estado parasimpático
el organismo puede concentrarse en si mismo y encontrarse consigo mismo.
Un lama tibetano llamó el suyo alguna vez su "teléfono cósmico, me comunica conmigo mismo"...
Cada
uno de los cuencos tibetanos es un unicato y una pieza de arte
creada en muchas horas de árduo trabajo, una obra de arte no menos
sofisticado que el más moderno celular y de mucho mayor alcance...
Pues
es como dijo aquél lama, en manos de los entendidos se convierte en un
auténtico "teléfono al cosmos interior", en un puente sonico hacia
nosotros mismos, una llave vibracional que abre corazones, pues son
campanas celestiales emitiendo "el sonido del silencio", bendiciendo a
todos los que escuchan su sonido.
Son ideales tanto para
meditaciones como para usarlos en ejercicios de concentración. Por eso,
la terapia con los cuencos tibetanos es también ideal para tranquilizar
en forma natural las mentes de niños con síndrome de déficit de
atención, con un tratamiento de 28 días de a 15 minutos diarios en
diferentes zonas del cuerpo se logran maravillas de equilibración y
armonización.
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