Alicia Rivera en la sección de Ciencia del PAIS.COM informa de las explicaciones que han dado dos equipos de científicos, uno de ellos andaluces, acerca de un raro estallido de rayos gamma, detectado en el cielo el 25 de diciembre del año pasado, bautizado como estallido de Navidad. ¿No están de acuerdo conmigo en que algo maravilloso está sucediendo "arriba"? Pues recuerden el principio de equivalencia del Kybalión: "Como es arriba es abajo; como abajo es arriba" ¿Han detectado ya su estallido interno? Busquen la quietud que produce la meditación, la oración o la simple contemplación de la naturaleza en silencio y estallen desde la quietud, despierten, que es tiempo de levantarse, es tiempo de salir de un largo, muy largo sueño virtual... El despertador está sonando para todos sin excepciones. No lo apagues y sigas dormitando. En todo caso es tu opción y será maravillosa la decisión que adoptes, pero no digas que no te llamaron...
Un raro estallido celeste admite dos explicaciones distintas sobre su origen.
Dos equipos científicos proponen hipótesis completamente diferentes sobre el destello de rayos gamma GRB 101225A y ni siquiera coinciden en la distancia a la que se produjo
ALICIA RIVERA - Madrid - 01/12/2011 EL PAIS.COM.
Un estallido de rayos gamma detectado en el cielo el 25 de diciembre del año pasado -bautizado el estallido de Navidad-
sorprendió en su momento a los científicos por lo inusualmente
prolongado que fue: duró media hora. Además, el resplandor posterior fue
diferente a otros destellos. Los astrónomos observaron el fenómeno con
varios telescopios y han analizado los datos durante meses. Tan peculiar
es el estallido de Navidad que ahora dos equipos independientes de investigadores -uno de ellos liderado especialistas por el Instituto de Astrofísica de Andalucía,
IAA- han llegado a conclusiones diferentes sobre el proceso que lo
provocó: la fusión de una estrella de neutrones con un astro gigante,
para uno, o la colisión de un cuerpo pequeño, como un planeta menor, en
una estrella de neutrones, según los otros. Ni siquiera coinciden en la
ubicación del fenómeno: para unos podría haberse producido a 5.500
millones de años luz de la Tierra y para otros podría ser local, de
nuestra galaxia. Los dos grupos internacionales publican hoy a la vez en
la revista Nature sus resultados.
Los estallidos de rayos gamma (GRB, siglas en ingles de gamma ray
burst) son breves y muy intensos destellos que se producen contantemente
en el cielo. Pero es imposible, por ahora, anticiparse al fenómeno y
determinar dónde se producirá uno, así que, para estudiarlos, se han
puesto telescopios de vigilancia en órbita. En cuanto captan uno, se
activa un sistema de alerta con sus coordenadas para que los astrónomos
puedan apuntar hacia ese lugar del universo telescopios de todo tipo y
tomar todos los datos posibles, intentando identificar después el objeto
celeste que ha generado el destello.
Se conocen estallidos de dos
tipos, los largos, que duran desde un par de segundos hasta unos
cuantos minutos, y los cortos, de menos de dos segundos. Los largos se
originan, probablemente, por el colapso de una estrella masiva (100
veces el Sol) que explota como supernova, generando dos chorros de
partículas de alta energía y quedando como remanente un agujero negro.
Si uno de esos chorros superenergéticos da la casualidad de estar
orientado hacia la Tierra se captará aquí como un potentísimo estallido
de rayos gamma, explica el especialista italiano Enrico Costa en un
comentario en Nature acerca de las dos hipótesis sobre el estallido de Navidad.
Los
estallidos cortos, de menos de dos segundos, se producirían en la
fusión de dos densísimas estrellas de neutrones que formarían un agujero
negro. También en este caso habría dos chorros emitidos en sentido
opuesto. Unos y otros muestran un resplandor posterior en diferentes
rangos del espectro electromagnéticos (por eso se observan con
telescopios diferentes) que dura semanas a meses.
El GRB 101225A (el estallido de Navidad), que fue detectado por el telescopio espacial Swift
(de la NASA), no encaja en ninguno de los dos tipos y los
investigadores sugieren que habrá que ampliar la clasificación. Pero, de
momento, recurren a fenómenos completamente diferentes para explicar el
caso peculiar de hace un año.
Christina Thöne (Instituto de Astrofísica de Andalucía, CSIC) y sus colegas explican en Nature
que el extraño destello, por sus características, debió originarse en
un sistema binario formado por una estrella de neutrones (un cuerpo tan
denso que puede tener la masa del Sol en un radio de sólo decenas de
kilómetros) y una estrella gigante evolucionada. La estrella de
neutrones se metió en la atmósfera de su compañera y, tras unas pocas
órbitas, acabaron fusionándose en un agujero negro y produciendo dos
chorro de materia como los que lanzan los GRB normales, pero
calentándose por la envoltura común que habían tenido los dos cuerpos,
con una débil explosión de supernova a continuación.
"Esta
interacción dio lugar al resplandor posterior, dominado por radiación
generada por materia caliente y que fue enfriándose con el tiempo",
explican los científicos del IAA en un comunicado. "Unos diez días
después del estallido de rayos gamma comenzó a emerger una débil
explosión de supernova que alcanzó su máximo tras cuarenta días". Esta
hipótesis encaja con el extraño resplandor ulterior térmico del estallido de Navidad,
diferente del resplandor normal de los GRB, debido a las partículas
eléctricamente cargadas, en campos magnéticos potentes y desplazándose a
velocidades superiores al 99% de la velocidad de la luz.
Sin embargo, Sergio Campana (Observatorio Astronómico de Brera, Italia) y sus colegas encuentran una explicación completamente distinta del estallido de Navidad.
Ellos consideran que las observaciones se ajustan mejor a un escenario
en el que un objeto pequeño, como un cometa o un asteroide y con la
mitad de masa del planeta enano Ceres, resulta destruido al acercarse a
una estrella de neutrones. En este caso el destello de rayos gamma se
produce cuando los fragmento del cuerpo menor caen en el astro
superdenso. Esta hipótesis recupera un modelo propuesto en 1973, poco
después del descubrimiento de los GRB, señala Costa.
Con la
explicación de Thöne, el GRB 101225A estaría a 5.500 millones de años
luz, con la de Campana, a solo unos 10.000 años luz.
"Ambas
hipótesis son plausibles y explican muchos y complejos datos. Pero al
menos una de las dos es incorrecta y no se tiene la prueba definitiva,
es decir, la determinación de la distancia de este GRB", resume Costa.
Cada uno de los equipos presenta su explicación del fenómeno en su
artículo propio en Nature, pero ambos citan escuetamente la hipótesis del otro.
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