¿Qué es el miedo?

Nuestro amigo Antonio Bascón nos aporta esta reflexión escrita por él sobre el miedo. 

¿Que es el miedo?

El miedo es la expresión de un sentimiento que acude a nosotros cuando nos sentimos amenazados, es un mecanismo de defensa que activa unos recursos en grado superlativo,  que nos propician hacia la lucha o la huida… en caso de peligro.

Esto es común a todos los animales, incluida nuestra especie humana, y va desde una dilatación de las pupilas… tensión desde los talones a la nuca; incluidos los brazos y hombros, que se tensan como si se tratara de saltar sobre la presa.

en la más temprana edad de la civilización,  la lucha por sobrevivir  de los animales salvaje, hacía que, el cuadro a nivel corporal se activase ante este miedo; se retiraba la circulación periférica o externa de la piel, quedando la cara blanca, esto hacía que, en caso de ser heridos, no nos desangráramos… aumentaba el torrente sanguíneo a nivel interno; en los músculos que nos ayudarían en la huida y segregando también  adrenalina para prepararnos para el combate.

Aunque no estamos en la misma situación que en los albores de la humanidad… si tenemos estos mecanismos intactos, y se activan por miedos que hoy en día son debidos a situaciones… incluso a veces ficticias,  que nos producen ansiedad; como es la desazón a la espera de un ser querido cuando no llega  y es demasiado tarde, una situación de pérdida del trabajo, o una desavenencia amorosa.

En los animales cuando se desarrolla este cuadro de emergencia, se utiliza toda esta energía disponible para afrontar la situación o huir, y una vez pasado el episodio se tranquilizan… volviendo  a regularse todas las funciones corporales,

Los humano, ni atacamos ni huimos frente a situaciones de amenaza potencial  y la energía se acumula dejando tensados músculos y malestar general. Con el tiempo se van acumulando los residuos de estas situaciones límites y llega un momento en que lo percibimos como normal y  hacemos habitual la tensión en nuestra vida.

Herramientas prácticas:

Poner en práctica la observación de nosotros mismos,  desde la visión de nuestro cuerpo, sin ninguna intención, solo con los ojos del sentir, lo que llamo: “conciencia del sentir”.

Esta práctica es, una andadura a través de nuestro cuerpo observando las sensaciones que llegan desde nuestro interior. Primero una visión global de cómo nos sentimos y luego destacamos aquellas partes de nuestro ser donde sintamos algún síntoma, por encima de la observación global. Una sensación de cualquier tipo; ver que molesta, que duele, que esta tensionado y pararnos parar sentir que está pasando ahí. Donde quiera que haya una alteración, del tipo que sea, hay una desarmonización de nuestro existir, que se debió a cualquier causa, desde un traumatismo, un conflicto emocional o cualquier otra situación que nos obligó a continuar de una manera apresurada o urgente, sin que las circunstancias nos dieran lugar a re-armonizarnos posteriormente. Todo esto está grabado sin que seamos conscientes de ello y son muchos los focos que podemos encontrar donde pongamos nuestra intención. Este “trabajo” dará resultado a medida que veamos cómo, de ese malestar o dolor, surgen emociones o sentimientos que, en lo más profundo, esconden episodios de miedos inconscientes que, con la práctica diaria, lograremos identificar  ahí, en esos puntos, repararemos en la respiración  que se nota como bloqueada o poco fluida y, con el hecho de tomar conciencia ya estamos empezando a armonizar estos bloqueos y, poco a poco descubriremos el poder que tenemos sobre estos desajustes; porque en realidad fuimos nosotros quienes los provocamos, aunque fuese de manera inconsciente y apresurada. Esto nos llevará a tener fe, no en algo que creo sino, que sale de la confianza que percibo de mi sentir… cuando, poco a poco, mi capacidad de restaurar y trasmutar mis sensaciones, dolores e incomodidades… se transforma en estados de armonía cada vez mas constatables. Esta es la herramienta que, como magia o alquimia, nosotros seremos capaces de aprender a manejar…. con el solo  hecho de observar, sentir; tomando conciencia y liberando el malestar.